En una esquina cualquiera, puedo despedir mi próxima certeza, decirle, "chau" y reservar la acción de agitar mis muñecas,
también en una esquina cualquiera, puedo aceptar mi situación irregular sin sentir que me desgrano,
además, en una esquina cualquiera, puedo disponer de mis codos y convertirme en jarra,
¿que me importa que la misma esquina que aborta mi próxima certeza y que me desnuda mi situación irregular y me dispone los codos como jarras, me descubra mojada y cantando?
no es mi culpa,
es la esquina,
es la certeza que me aborta,
es mi situación irregular
y son estos brazos apostados como jarras.-
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