me monto en mi lomo
y como forastero bromeo ante la tregua
¿de que vale mi mano abierta
si los cielos giran mi conducción?
¿dónde he ido?
vagabundeo con la inacción del corroído
Estaciono el boicot y pienso
bastaría con un golpe para terminar con el,
entonces, los vocablos me asedian
y corrigen mi predica
pero yo,
yo,
yo sin embargo
como un interrogante exclamo sin intriga.
¡donde he ido!
¿donde he ido?
buenísimo, el final me gusto mucho. Saludos
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